Carta de los devotos de Doryhe Shugden - por qué necesitamos existir

 

Dorje Shugden Devotee's Charitable & Religious Society

 

Doryhe Shugden es el nombre de una deidad budista que protege el Dharma.

 

Uno puede preguntarse cuáles pueden ser las razones para llamar a una organización con el nombre de una deidad. Un incidente rarísimo y sin precedentes en la comunidad tibetana en el exilio relacionado con esta deidad es el que originó la fundación de nuestra asociación.

 

En el Tíbet y durante la primera década del exilio, el Dalai Lama consideraba a esta deidad como benevolente, digna de confianza y un protector eficaz y útil en tiempos de necesidad. En un cambio de actitud inimaginable, el Dalai Lama pasó a considerar a la misma deidad como el demonio más perjudicial, que ponía su vida en peligro, y responsable de todos los infortunios relacionados con el Tíbet.

 

El disgusto del Dalai Lama siguió creciendo deliberadamente durante veinte años en su círculo cercano hasta que finalmente culminó en una denuncia pública de la deidad y sus devotos en marzo de 1996 durante la sesión de primavera de ensenanzas públicas en Dharamsala, con frases tan abruptas como: "Si vosotros queréis maldecirme y no os importa la libertad tibetana, continuad venerando a ese espíritu maligno".

Esta provocación desencadenó inmediatamente una discordia sin precedentes en la comunidad tibetana. Después de esa ensenanza, dos monjas jóvenes del convento tibetano guelug en Dharamsala emprendieron la primera acción al destruir una estatua sagrada de barro de esa deidad rellena con muchos dharanis y bendiciones sagradas recibidas del mismo Dalai Lama y sus dos más venerables tutores, rompiéndola contra el suelo del mismo templo, pisoteándola y luego tirándola a la basura.

 

Este fue el inicio de una campaña mundial masiva contra esta deidad y sus devotos dirigida por el gobierno tibetano en el exilio. Aunque este gobierno alega representar un sistema democrático en base a una constitución democrática, que en su versión original asegura a sus individuos todos los derechos humanos, incluyendo el derecho a la fe, la denuncia del Dalai Lama fue inmediatamente seguida por el gobierno en el exilio tomando este asunto como su prioridad política más importante, que fue llevada a cabo con campañas pidiendo firmas en los monasterios y comunidades que veneran esta deidad.

 

En 1996 se mandaron representantes del gobierno a los tres grandes monasterios guelug: Sera, Drepung y Ganden, en el sur de la India, que crearon una atmósfera tensa y recelosa, similar a las reuniones acusatorias dirigidas por los chinos en el Tíbet durante la revolución cultural. Se convocaron a todos los monjes en sus templos y se les obligó a elegir entre el Dalai Lama o la deidad Doryhe Shugden. Muchos, desde la ansiedad y el respeto al Dalai Lama, firmaron a su favor. Otros, reflexionando a fondo sobre el tema, mostraron su desacuerdo y no firmaron, declarando que tal elección les resultaba imposible, como si tuvieran que elegir entre uno de sus propios padres o entre uno de sus propios ojos.

 

Sin embargo, a partir del día siguiente, aquellos que no firmaron fueron acusados de traidores y de individuos anti Dalai Lama. Desde ese momento hasta ahora, esta campaña para la aniquilación del nombre de Doryhe Shugden ha continuando con creciente ardor año tras año con la destrucción de textos e imágenes sagradas de la deidad en muchos lugares.

 

En este frenesí absurdo de destrucción, en algunas ocasiones se destruyeron las imágenes "equivocadas", e incluso el Dalai Lama en cierta ocasión tuvo que pedir disculpas después de una fuerte discusión en el Monasterio Sera Mey sobre una pequeña pintura que él pensaba que representaba a Doryhe Shugden, cuando "sólo" era una imagen de otra de las muchas deidades que se parecen. Hay numerosas deidades protectoras que llevan un sombrero dorado y que montan sobre un león.

 

Se hizo indispensable que nos organizáramos ante una situación tan desesperante. Por supuesto, no es nuestro objetivo proteger a una deidad iluminada, sino ayudar a impedir que muchas miles de personas se conviertan en víctimas de la discriminación y la injusticia, y que pierdan sus derechos humanos más elementales.

 

Además, todas las prácticas religiosas relacionadas con esta deidad junto con las preciosas transmisiones de todos los aspectos de las ensenanzas de Buda nos las han concedido nuestros grandes maestros, como Su Santidad Kyabyhe Triyhang Doryhe Chang, uno de los dos tutores del Dalai Lama, con la amabilidad de los cuales estamos enormemente en deuda. Para que la valiosa contribución que estos maestros han hecho al Dharma y a los seres sintientes no sea mal juzgada, distorsionada o eliminada, los devotos de Dorje Shugden en la India, el Nepal y en el extranjero acordaron formar esta asociación. Nuestra organización no tiene objetivos económicos, políticos o sectarios de ningún tipo. Nuestro deseo más sincero y profundo es mantener una relación armoniosa y sana con todos los seres, con todas las religiones y, en particular, con nuestros companeros budistas, independientemente de sus tradiciones.

 

Desde la creación de esta organización, con toda sinceridad y gran esperanza, hemos presentado súplicas al Dalai Lama y a las sedes correspondientes, pidiendo humildemente consideración hacia nuestra situación y que se nos permitiera continuar con nuestros rezos y devociones, tal y como se ha hecho en las generaciones y siglos pasados. Nuestra organización, al igual que otros individuos y grupos, como el Consejo de Maestros Guelug en Europa, han solicitado audiencias con el Dalai Lama con la esperanza de dialogar sobre este tema. Sin embargo, para decepción de todos, estas súplicas han sido duramente denegadas, como si nuestras personas y peticiones no merecieran ninguna atención.

 

También nos hemos dirigido a los dignatarios de nuestros monasterios para que medien. Muchos de ellos están profundamente preocupados por esta situación, pero ninguno ha tenido la valentía de cuestionar la infalibilidad de nuestra Administración en Dharamsala, el gobierno en el exilio. Tristemente también hemos tenido que ver cómo muchos han estado más preocupados por sus posiciones y carreras que por el destino de la presente práctica del Dharma.

 

Algunos abades afectados han intentado lo mejor que han podido minimizar estos asuntos en sus monasterios, lo cual ha reducido su intensificación temporalmente. En una reunión que organizamos en Delhi, abades de Sera, Drepung y Ganden acordaron solicitar una audiencia con el Dalai Lama para hablar sobre este asunto, pero fue denegada al igual que todas las peticiones anteriores. Por lo tanto, cualquier esfuerzo genuino por solucionar este problema de un modo sabio, abierto y honesto antes de que se intensificara hasta el grado presente ha sido rechazado.

 

El Dalai Lama ha continuado con su antagonismo hacia la deidad impulsado por informantes malintencionados que se han hecho pasar por oráculos, discípulos y favoritos, y ha difundido la campaña contra Dorje Shugden por todo el mundo. En casi todas las ensenanzas públicas en Oriente y Occidente ha mencionado este tema y ha culpado con vehemencia a la deidad y a sus seguidores.

 

A miles de tibetanos se les prohíbe contra su voluntad atender a sus ensenanzas e iniciaciones con la escusa de que les falta un "samaya puro" (vínculos espirituales), mientras que los no budistas y ateos son bienvenidos.

 

Muchos budistas extranjeros que han asistido a los discursos del Dalai Lama, que generalmente contienen mensajes de paz, tolerancia, diálogo ecuménico y responsabilidad universal, se han encontrado con una decepcionante sorpresa en la última sesión, que contiene principalmente comunicados sobre Dorje Shugden. Esto es profundamente lamentable en un momento de reconocimiento internacional del Dalai Lama y de difusión de su nombre.

 

Además, lo que más nos rompe el corazón es que la Administración Tibetana ha utilizado todos los métodos inapropiados y toda su eficacia para trasladar este desafortunado problema de vuelta a nuestra tierra, el Tíbet. Nuestros hermanos y hermanas, tras padecer sufrimientos inimaginables y prohibiciones durante décadas por parte de los Chinos, finalmente tenían la oportunidad de respirar algo de libertad religiosa y económica, y estaban en una fase eufórica de reconstrucción de templos y de veneración a sus lamas y deidades felizmente y en armonía. Por instigación del gobierno en el exilio se han extendido rumores, como que "la deidad Dorje Shugden es un espíritu maligno que perjudica la vida de Su Santidad el Dalai Lama e impide la libertad tibetana", lo cual ha levantado nuevas sospechas en la mente de muchos, conduciendo a nuevos conflictos y disensiones en la población.

Consideramos estas acusaciones particularmente malintencionadas y enganosas, puesto que la política bien publicitada del gobierno en el exilio para el futuro del Tíbet dice: "Es más provechoso vivir en la gran familia China", y la independencia tibetana es un objetivo que ha sido declarado anticuado.

 

Durante los últimos doce años, paso a paso, se han impuesto cada vez más restricciones en la comunidad tibetana en el exilio a todos aquellos que se mantienen fieles a esta deidad. El gobierno en el exilio no ha escatimado esfuerzos en formar a la opinión pública difundiendo todo tipo de alegaciones contra los fieles a Doryhe Shugden, excluyendo así a este grupo de ciudadanos convirtiéndolos gradualmente en marginados sociales. Ha habido muchos casos de ninos en los colegios y personas en sus trabajos que han sido expulsados u hostigados hasta el punto de que han decidido no volver. Se ha promovido la desarmonía en todos los niveles de la sociedad hasta el punto de causar rupturas familiares. El gobierno en el exilio ha introducido un vocabulario que nunca antes se había utilizado en la historia del Tíbet: en esta nueva clasificación, los tibetanos se dividen entre "limpios" y "sucios", un término que ni siquiera los chinos se habían planteado nunca utilizar.

 

Las víctimas más señaladas de esta situación son los monjes de los tres grandes monasterios, Drepung, Sera y Ganden, y de los colegios de Gyutoe y Gyume, el corazón mismo del budismo tibetano y la tradición guelug. Se trata de un cambio extraño del destino, puesto que estos monasterios han mantenido una tradición que ha perdurado durante muchos años de vínculo de lealtad con el gobierno tibetano. Y ahora son los sujetos sobre los que el gobierno tibetano utiliza su pleno poder sin moderación ni conformidad.

 

El así llamado consejo guelug ha sido repetidamente convocado en Dharamsala para tratar el tema de la prohibición de Doryhe Shugden. Se ha esperado que abades y representantes de los monasterios firmaran resoluciones predeterminadas. Algunas de las figuras más importantes, como Su Santidad el actual Ganden Tripa, están profundamente afectadas por la discriminación y el cisma en la tradición, pero no han podido evitar estampar su firma debido a las continuas amonestaciones del Dalai Lama y a la falta de apoyo de otros participantes. Por desgracia, sin otra opción que firmar, Tri Rimpoché hizo hincapié en que no firmó en calidad de Ganden Tripa, sino de simple monje. En una resolución tras otra se han impuesto nuevas reglas y regulaciones en los monasterios con la finalidad de hacer la vida imposible a todos aquellos que no cumplan con la política sobre la deidad del gobierno tibetano.

 

Por primera vez en la historia del Tíbet se han introducido campañas de firmas y promesas frente a diferentes deidades, y ahora esto forma parte del orden del día. Rompe el corazón de muchos observadores imparciales ver que muchos monjes eruditos, bien adiestrados y con grandes conocimientos de filosofía y capacidad de palabra, han tenido que verse involucrados en estas extrañas acciones en las que han tenido que prometer en voz alta en nombre de una deidad particular que abandonan otra deidad. Sin embargo, debido a la fe firme y el compromiso de muchos monjes en estos monasterios, el gobierno en el exilio nunca ha estado satisfecho con esta campaña de limpieza.

 

Un punado de monjes políticamente activos han alterado las sesiones periódicas de lógica de invierno de este año con una huelga bien planeada. Estos monjes se han negado a participar en las grandes sesiones de debate afirmando que ellos están "limpios" y que, por lo tanto, no tienen intención de debatir con los "sucios". Las autoridades han tratado el asunto de manera correcta e inteligente para calmar temporalmente la discordia. Sin embargo, lo más sorprendente es que dos semanas después, el Dalai Lama, con ocasión de una ensenanza pública y durante la inauguración del nuevo templo del monasterio de Drepung Loseling, amonestó apasionadamente a las autoridades del monasterio y a los encargados de mantener la disciplina por calmar la intensificación del conflicto y ofreció su apoyo total a los instigadores.

En esa misma ocasión, el primer ministro del gobierno en el exilio, Samdon Rimpoché, acusó abiertamente a los devotos de Doryhe Shugden de ser espías de los chinos y de poner en peligro su propia vida y la de Su Santidad. Con su habitual retórica engreída distrajo a los tibetanos de la atención de los problemas reales del Tíbet y del fracaso del gobierno al haber perdido poco a poco la lucha por la causa tibetana. Las tácticas de provocar sentimientos negativos del público contra nuestra propia gente no produjeron el efecto deseado. Parece que ahora las audiencias están más que acostumbradas a estas rutinas.

 

Sin embargo, el gobierno en el exilio ha decidido aplicar el Juicio Final sobre los grandes monasterios obligándolos de nuevo a adherirse al juramento bajo una astuta amenaza, esta vez con un triple proceso: rellenar formularios y firmarlos, hacer promesas en nombre de dioses y votar dejando caer un palo (una tradición Vinaya fuera de lugar). En este triple proceso los monjes han tenido que confirmar que van a abandonar para siempre a Dolgyal (Dorje Shugden) y que van a cortar todos sus lazos y relaciones en un sentido espiritual y material con cualquier persona fiel a Dolgyal en su vida diaria.

Se ha urgido a las autoridades monásticas a que se aseguren de que este proceso de juramento no parezca un procedimiento organizado por el gobierno, sino un compromiso voluntario del monasterio. Por lo tanto, los representantes del gobierno han rehusado a asistir a este proceso incluso cuando han sido invitados.

 

En los tres grandes monasterios, así como en otras comunidades menores guelug de los alrededores, todas y cada una de las casas han tenido que participar en estas reuniones. Se ha llamado a la policía local india con el pretexto de que se esperaban respuestas violentas por parte de los devotos a Shugden. Sin embargo, nuestros monjes, tanto en Ganden como en Sera, han permanecido calmados y tranquilos en sus propios departamentos mientras rezaban sin firmar ni hacer la promesa.

 

Debido a estos procedimientos del gobierno en el exilio, quince monjes del Departamento Serkong de Ganden Jangtse han sido oficialmente expulsados del monasterio. La gran mayoría de monjes del Departamento Dokhang de Ganden Shartse y del Departamento Pomra de Sera Me, sumando un total de mil, han rechazado participar en las promesas y, por lo tanto, su destino es ahora incierto.

 

Sin embargo, estos venerables monjes son tulkus, gueshes, eruditos, meditadores y monjes plenamente dedicados al servicio del monasterio. Todos ellos, junto con los jóvenes aspirantes, han decidido con un corazón firme afrontar cualquier reto y dificultad para defender las ensenanzas del plenamente iluminado Buda Shakyamuni y la tradición de los grandes maestros, como los dos clarificadores Nagaryuna y Asanga, y Atisha Dipamkara Sri Gyana y el maestro omnisciente Yhe Tsongkhapa, hasta los maestros de nuestros tiempos, Phabongka Dechen Nyingpo, Kyabyhe Triyhang Doryhe Chang, Kyabyhe Zsong Doryhe Chang y otros muchos. Estos monjes no verán faltas en las ensenanzas de estos grandes maestros aunque les cueste la vida y mantendrán su fe en el protector Doryhe Shugden, que claramente ha sido reconocido por los grandes maestros sakyapas como una emanación de Buda Avalokiteshvara y por los grandes y destacados maestros de nuestra tradición como una emanación de Vajrapani y, en particular, como una emanación de Manyhushri, la mismísima sabiduría de todos los Budas.

 

Nuestra organización, con un respeto profundo hacia todos nuestros maestros del pasado y del presente, comparte una plena simpatía con todos estos monjes y personas valientes que increíblemente se han convertido en víctimas de la injusticia y la discriminación sin haber transgredido el mínimo precepto del Dharma ni las leyes del mundo. Esperamos que esta disensión sin sentido se acabe pronto de manera justa en completa conformidad con los principios del Dharma y los códigos de la sociedad. También ponemos nuestra esperanza y plena confianza en el juicio imparcial de la ley y los habitantes de esta gran nación india, al igual que de todo el mundo libre.

 

Delhi, Febrero de 2008

Un Líder Político

dalai lamaEl Dalai Lama

La hipocresía

Siga la historia de los 30 años de campaña política del Dalai Lama para destruir la tradición espiritual de siglos de antigüedad que él mismo recibió de su propio Guía Espiritual, y de los esfuerzos para detenerla por parte de las víctimas.

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  4. La posición de Gueshe Kelsang sobre el sectarismo
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  8. ¿Es el Dalai Lama el único Guía Espiritual del budismo tibetano?
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  14. Persecución de monjes en los monasterios de Sera en - año 2008
  15. Humillación pública de practicantes del Buda de la Sabiduría Doryhe Shugden
  16. Carta al Primer Ministro de la India sobre los recientes abusos - año 2008
  17. Petición sincera de los monjes de Mungod - año 2008
  18. Carta de los devotos de Doryhe Shugden - año 2008
  19. Llamamiento urgente desde los monasterios de Sera - año 2008
  20. Apoyo de la policía - año 2008
  21. Carta de la Western Shugden Society a los monasterios de Sera - año 2008
  22. Se planea más discriminación en las comunidades laicas por todo el mundo - año 2008
  23. Demandan al Dalai Lama por coartar la libertad religiosa - año 2008
  24. Noticias de prensa y vídeos de las manifestaciones de la Western Shugden Society
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